jueves, 26 de marzo de 2009

SEMANA SANTA


En el Libro de Toñi Rojas Blanc, “Si nos preguntan de donde somos….. de Monterrubio de la Serena”, en el capítulo 4.- Cuaresma y Semana Santa, página 155, podemos leer:

“….La Semana Santa comenzaba el Domingo de Ramos, con la Procesión de las palmas. Este día era muy típico estrenar algo, porque como dice el refrán: “el que no estrena el Domingo de Ramos, no tiene manos”.



Durante la semana anterior, se hacían novenas y triduos (el Amarrao, a la Dolorosa, a la Soledad, a Jesús Nazareno, Vía Crucis, etc.).

En Semana Santa, sobre todo el jueves y el viernes, eran dias de recogimiento y oración. En la radio solo se escuchaba música religiosa y estaba mal visto hasta cantar en casa. Desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección se tapaban todos los santos de la iglesia y se quitaban todos los adornos.

En estos días no se podían celebrar bodas ni bautizos , solo en caso de urgencia.

Las procesiones de Semana Santa eran las mismas que ahora, más una que se perdió cuando la guerra civil y que la gente de aquel tiempo recuerda con cariño, era “el encuentro”, que salía de la iglesia con San Juan y la Magdalena. Se tiraban salvas con escopeta y transcurría luego la procesión por la calle Cruces hasta la iglesia. Estas imágenes junto con otras las tiraron al pozo del pozuelo durante la guerra civil.

El Jueves Santo, las personas que tenían promesas hacían los llamados “paso corto” y “paso largo”. Consistían en que de rodillas iban, en el paso corto, desde la iglesia, la plaza abajo, por la calle Mesones y luego por la calle donde actualmente está la casa parroquial (calle maestra Isabel María), calles Mercadillo, Purísima, hasta las traseras de la iglesia y pasando por la puerta de Sergio desembocaban en la plaza a la altura de la sacristía y se dirigían hacia la puerta mayor de la iglesia, por donde entraban en la misma. El paso largo era el mismo recorrido; pero al llegar a la calle Purísima iban dirección a la plazuela de Don Martiniano, seguían con dirección a la calle Castillete y desembocaban en la calle del Santo, yendo luego en dirección a la plaza y cruzándola, entraban por la puerta principal de la Iglesia.

Las procesiones eran silenciosas y ordenadas, las mujeres iban por la acera y los hombres detrás de las imágenes. Se llevaban los santos a hombros y la Virgen Dolorosa, me comentaba mi padre, que nadie la quería llevar porque pesaba mucho y como la había donado Doña Brígida, eran sus empleados los que la llevaban en las procesiones. Mi padre decía que él era “hermano forzoso de la Dolorosa” porque otro remedio no le quedaba ya que era electricista y estaba trabajando con esta familia. Las demás imágenes las llevaban los costaleros y nazarenos.

Las campanas no se tocaban desde el Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección. En estos días lo que si se hacía oír era la “matraca”.

También existían los alabarderos que eran los que, por turnos, guardaban el cuerpo del Señor desde el Jueves hasta el Viernes Santo y, en todo momento, estaban en el sagrario portando sus “alabardas”. Luego, también acompañaban a la procesión del Santo Entierro.

Como he dicho antes, me cuentan que las procesiones eran muy silenciosas menos la de la Soledad, que antiguamente se le llamaba “la procesión del pellizco”. Salía el Viernes por la noche, los hombres y mujeres iban todos juntos y la llamaban así porque, el que más y el que menos, aprovechaba para pellizcar a las mocitas. Decir también que esta imagen, como se sigue haciendo, es tradición que la lleven sólo las mujeres.

El Domingo de Resurrección era también un día muy esperado ya que durante toda la Semana Santa, no había cine, ni baile, ni nada de fiestas. Ese día, tras la misa, se cogía una lechera y se iba a la Iglesia a por el Agua Bendita para bendecir la casa: el ramillete de “ramón” de olivo que se bendijo el Domingo de Ramos se mojaba en el Agua Bendita, se rociaban así todas las esquinas de la casa y al mismo tiempo se decía esta oración: “demonio sal del rincón, que ha resucitado el Hijo de Dios”.

El Lunes de Pascua se llevaba la Virgen de Consolación en procesión a la ermita de los “Mártires” donde permanecía toda la noche. Era costumbre que muchas personas se quedaran allí para cumplir alguna promesa o por gusto de acompañar a la Virgen. Actualmente se lleva la Virgen a la ermita el Domingo de Resurrección y vuelve al día siguiente a la iglesia.

Como haré mención más adelante, el martes de pascua y en la ermita de la Virgen de la Alcantarilla, era cuando Monterrubio celebraba su romería.

Las comidas típicas de Semana Santa eran: potaje, espinacas, acelgas, escabeche de habas, arroz con patatas y bacalao, castañas “guisás”, ajo huevo. Siendo los postres: arroz con leche, leche frita, natillas, torrijas, gloria, castañas con leche etc., y como no, los hornazos con su huevo correspondiente……”



Delicioso ¿no?, si conocéis alguna otra anécdota o costumbre, ya sabéis un comentario en el Blog y compartidlo con todos nosotros, y ya si preguntáis a padres y/o abuelos mucho mejor.

Antonio V.